Elaboración de la Sidra Asturiana: Paso a Paso

La sidra asturiana

La sidra asturiana es una de las bebidas más emblemáticas y tradicionales de la región de Asturias, España. Con una historia que se remonta a varios siglos, su elaboración es un proceso artesanal y meticuloso que involucra varias etapas cuidadosamente ejecutadas. En este artículo, exploraremos paso a paso cómo se elabora esta deliciosa bebida.

Selección y Recolección de Manzanas

Todo comienza en los prados o praos asturianos, donde se recogen las manzanas específicas para la elaboración de la sidra. Este proceso, conocido como «sumir», implica zarandear las ramas de los árboles con una vara para hacer caer los frutos, que luego se recogen en cubos y se meten en grandes sacos. Las manzanas seleccionadas son de variedades autóctonas, lo que otorga a la sidra su sabor característico y refrescante.

La selección de las manzanas es crucial, ya que se buscan aquellas que tengan un equilibrio perfecto entre acidez y dulzura. En la sidrería Cortina, por ejemplo, se utilizan exclusivamente manzanas asturianas cultivadas de forma tradicional y respetuosa con el medio ambiente.

Trituración y Prensado

Una vez recogidas, las manzanas se lavan minuciosamente para eliminar cualquier impureza y luego se trituran para obtener una pasta de manzana conocida como «magaya». Este proceso de trituración, tradicionalmente realizado a mano, se conoce como «mayar» y consiste en machacar las manzanas para extraer el zumo.

La magaya se introduce en prensas tradicionales llamadas «llagares», donde se aplica una presión suave y constante para extraer el mosto de las manzanas. Este proceso de prensado se repite varias veces al día para aprovechar al máximo el producto. Durante el prensado, se realiza un «corte del llagar», que consiste en remover la magaya para que salga más mosto.

La elaboración de sidra es un proceso natural para el que solo es necesario manzana. 100% manzana.

Fermentación y Trasiegos

El mosto obtenido se almacena en grandes toneles de madera, donde comienza el proceso de fermentación natural. La sidra asturiana se fermenta en barricas de roble durante varios meses, lo que le confiere su sabor único y suave. Durante este período, se realizan trasiegos periódicos para separar los sedimentos y garantizar la claridad y pureza de la sidra.

La fermentación implica la acción de levaduras y bacterias presentes en el mosto, que transforman los azúcares en etanol y dióxido de carbono. En las sidras asturianas, se da siempre la fermentación alcohólica y la maloláctica.

• Fermentación alcohólica: Transformación de azúcares en etanol y dióxido de carbono.
• Fermentación maloláctica: Conversión del ácido málico en ácido láctico, lo que suaviza el sabor de la sidra.
• Trasiegos: Mezcla del mosto entre distintos toneles para deshacerse de los posos y unificar el sabor.

Edulcoración, Carbonatación y Embotellado

Después de la fermentación, si se pretende hacer sidra dulce, se mezcla el mosto con azúcar o mosto concentrado de manzana para alcanzar el grado de dulzor deseado. La carbonatación se realiza incorporando dióxido de carbono obtenido durante la fermentación, lo que le da a la sidra su característica espuma.

Finalmente, la sidra se embotella en botellas de vidrio especialmente diseñadas, que se limpian y esterilizan minuciosamente para mantener la calidad y frescura de la sidra. Las botellas se sellan herméticamente con tapones de corcho o sintéticos de alta calidad.

La sidra asturiana es más que una bebida; es una tradición y una forma de vida. Cada etapa de su elaboración es un homenaje a la historia y la cultura de la región. Si tienes la oportunidad de visitar Asturias, no te pierdas la chance de probar esta deliciosa bebida en una de las muchas sidrerías de la Comarca de la Sidra, como las encontradas en Villaviciosa, Bimenes o Colunga.

La próxima vez que levantes una copa de sidra asturiana, recuerda el esfuerzo y la dedicación que hay detrás de cada sorbo. La sidra asturiana es un tesoro gastronómico que merece ser apreciado y celebrado.